El sonido de Perrosky tiene la crudeza del rock y la simplicidad del blues, pero también las ganas de buscar la raíz más cercana del folklore urbano o la ranchera campesina. Y en “El ritmo y la calle” hacen exactamente lo que anuncia el título: salen a buscar el ritmo de la ciudad. Y lo encuentran, caminando en las veredas. Entre las canciones del disco aparecen un grupo de raperos anónimos, un imitador callejero de Elvis, un grupo de jazz tradicional y hasta un predicador, todos grabados por Alejandro Gómez en las calles.